Este jueves no fue un día más, además de recordarse el Día Mundial de la Salud Mental, hace un año con la colaboración de las autoridades de Salud, de los miembros de la Cooperadora y la tenaz y persistente idea de integrantes del Sector Psicosocial se puso en marcha el Centro de Día que funciona en Avenida Koessler, en una cálida vivienda ubicada justo frente a la estación de servicio del Automóvil Club Argentino.
La experiencia para los usuarios, familiares, talleristas y los propios trabajadores de nuestro Hospital que dedican todo su tiempo profesional a esta iniciativa, ha sido y es muy enriquecedora en todo el sentido de la palabra.
Los que tuvimos un tiempo para pasar y ser parte de ese íntimo y emotivo festejo, nos asombramos porque nos recibieron en esa Casa Buena con amor, agradecimiento y sencillez.
La contención y comprensión son dos factores que se palpan, se sienten en el aire. No se necesita ser un entendido para darnos cuenta que a pesar de las dificultades y los momentos complejos, la intención es vivir todos los días un poco mejor e integrarse a una sociedad que nos clasifica y, a veces sin intención, discrimina.
Se realizó una ronda muy grande donde se expresaron palabras muy lindas, con contenido y sentido. Palabras de usuarios y familiares; talleristas que sienten que aquellos a los que ellos ayudan son “el combustible” para sus vidas. Todos cantaron Sueños Compartidos en Ruca Quimey, una canción que los propios usuarios escribieron.
No faltaron cosas ricas, abrazos y por supuesto la torta de cumpleaños.
En ese patio, en esa casa, recordé parte de una bella letra de Andrés Calamaro, que tiene que ver con aquellos fantasmas que todos tenemos y que muchos buscan erradicar de sus vidas, con ayuda, con terapia, con amigos.
“Creo que todos buscamos lo mismo, no sabemos muy bien que es ni dónde está, oímos hablar de la hermana más hermosa que se busca y no se puede encontrar, la conocen los presos, La Libertad…”
Gracias por dejarnos compartir junto a ustedes.
entrada anterior